Tras la realización del trabajo de investigación llevado a cabo por el grupo hemos llegado a una conclusión.
Aunque aparentemente el río no interviene directamente en la vida de los ciudadanos de Málaga la mayoría de las personas piensan que es importante y creen que lo mejor sería mejorar el río de alguna forma, sin embargo, también encontramos personas que piensan lo contrario, el río está bien como está y lo mejor sería no modificarlo. Un pequeño grupo es indiferente ante la opción de cambiar el río y aceptaría todas las propuestas.
Las opiniones sobre el río varían dependiendo de la zona en la que nos situemos, en zonas más rurales de Málaga el río se convierte en elemento de ocio, utilizado por los habitantes para el divertimento: en primavera y verano la gente va a bañarse al río, a disfrutar de un día de campo y tranquilidad o simplemente a hacer senderismo o dar una vuelta en bicicleta.
En plena ciudad, los ciudadanos utilizan el cauce para pasear a sus mascotas, practicar algún deporte como el skate, salir a correr o andar,… A pesar de ello, los ciudadanos afirman tener menos relación con el río y opinan que sería mucho mejor modificar el río y desviarlo de tal modo que no se produzca esa separación de la ciudad.
En cuanto a las sensaciones que produce el río en las personas ambas zonas coinciden: el río está sucio y es necesario cambiar este hecho, aunque en el campo la suciedad es menor la existencia de depuradoras hace que el río huela mal y esté en malas condiciones. En la ciudad, a parte de la suciedad, otros de los problemas son los desbordamientos y la contaminación acústica producida por el tráfico de ahí que no se quiera cambiar el río para facilitar el tráfico o convertirlo en una vía rápida.
A la hora de de pensar en un proyecto para el río la conclusión que sacamos de las opiniones de la gente es que lo que menos se quiere es que el río se vuelva artificial porque, de este modo, el río no podría diferenciarse del resto de la ciudad y sería aún más olvidado. De entre todas las opciones la más aceptada es la creación de zonas verdes y zonas recreativas de tal modo que pudieran regularse de mejor forma las actividades que ya se realizan en el cauce del río y la opción que más polémica causa es embovedarlo o taparlo.